SEGURIDAD POPULAR
El conflicto
histórico del dominante y el dominado, tan antiguo como los orígenes de la
humanidad, puede tener fines de codicia o de supervivencia. La intención es
determinante cuando se requiera su justificación. En la historia de nuestra
vida republicana, los vicios del imperio español fueron sustituidos por los de
los gobiernos norteamericanos, quienes según Arreaza 2019 “desde el S-XVII sus
‘Padres Fundadores’ ya advertían que, una vez que su población creciera lo
suficiente, arrebatarían a la corona española sus dominios en la América
Hispana, uno a uno” Desde entonces se trata de la confrontación entre “el
derecho a la existencia de pueblos y naciones libres versus aceptar con
resignación de ser simples dominios del imperio estadounidense, esclavizados y
al servicio del metabolismo del control social del capital” ¹ Hoy Venezuela, por
sus privilegios geográficos, geológicos, biodiversos; por contar con un pueblo
históricamente rebelde y libertario; pero más por convertirse en una referencia
ideológica de emancipación y antiimperialismo; se encuentra en el centro de la
disputa entre un modelo exfoliador vs. una propuesta vindicadora de vida; y
recibe “un golpe de estado en proceso, con una amenaza permanente de invasión militar, en medio de un salvaje y
criminal bloqueo financiero y comercial, cuyos autores intelectuales y
materiales dan la cara sin máscaras” ¹
Nuestra Ley
Orgánica de Seguridad Nacional expresa en su Artículo 2 “La seguridad de la
Nación, está fundamentada en el desarrollo integral, y es la condición, estado
o situación que garantiza el goce y
ejercicio de los derechos y garantías en…” y continúa enumerando todos los
ámbitos de la vida nacional. Justamente, es ese goce el vulnerado. Las heridas
infligidas imponen respuestas urgentes. Tras la urgencia aflora una lógica
visceral bocetando escenarios de guerra convencional con estoicos vietcongs
criollos expulsando terminators
gringos. Lo radical, ir a la raíz, a lo profundo, exige en cambio un a fonte review que deje al descubierto
los orígenes ciertos de: el desabastecimiento alimentario en los suelos más
fértiles del mundo; el temor en los herederos de Bolívar, Ribas y Ricaurte; la
pobreza en el auténtico ‘Dorado’ de América.
La Declaración
del Foro de Sao Paulo: Unidad de Los Pueblos en Contra del Imperialismo, recién
culminado en Caracas, resume el cierre de filas ante esta última arremetida. Sin
embargo, siete años atrás, un grupo de juristas y líderes sociales
internacionales, llamaban la atención de la “Cumbre de los Pueblos” de Río de
Janeiro al presentar el “Proyecto de la Declaración Universal del Bien Común de
la Humanidad” con promotores como François Houtart. Planteaba: pasar de la explotación de la naturaleza, al
respeto de la tierra como fuente de toda vida; privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio en la
actividad económica; introducir el principio de la democracia generalizada en todas
las relaciones humanas; y promover la interculturalidad para permitir a todas
las culturas, los saberes, las filosofías y religiones esclarecer la lectura de
la realidad; participar en la elaboración de la ética necesaria a su permanente
construcción; y contribuir en las anticipaciones que permiten decir que otro
mundo es posible. ²
De seguro, de
haberse implementado prácticas sobre las bases de aquellas propuestas, la
situación actual mostraría un escenario de menor dependencia, temor e incluso
acoso.
Dijo Bolívar: Yo tengo pruebas irrefutables del tino del
pueblo en las grandes resoluciones; y por eso es que siempre he preferido sus
opiniones a las de los sabios. Entonces como pueblo, mereceremos y
proponemos:
I.
No descuidar la construcción del amor a la vida
por defendernos ante amenazas de muerte. Vindicar la paz ante la guerra.
II.
Alzar las banderas de la ‘vuelta al campo’ como
única vía a la Soberanía Alimentaria en un planeta que, según cifras de la ONU,
desde 2006 tiene más población concentrada en las ciudades con modelos de
producción y consumo extractivitas y capitalistas y menos población en los
campos produciendo y consumiendo sano.
III.
Ejercer y concientizar sobre la preponderancia
vital de las prácticas de cría y siembra indo-campesinas como el conuco,
reconocidas ya por organismos como la FAO para resolver la problemática de
alimentación a nivel mundial.
IV.
La búsqueda del desarrollo del conocimiento y
los sentimientos, para el crecimiento de la conciencia, como vía hacia la vida
perdurable; antes que a cientificismos y tecnicismos al servicio de las
prácticas involutivas de los oligopolios globales.
V.
Que nuestra excelsa unión cívico-militar sirva
para evolucionar hacia la desaparición de las fuerzas armadas y organismos
represores del estado.
VI.
Que el quinto Gran Objetivo Histórico se
convierta en el primero y que sirva de eje transversal para el desarrollo del
cuerpo entero de todo el Plan de la Patria. Patria que se oriente, a que algún momento de la historia, no tenga
fronteras.
VII.
Vencer al miedo con una avanzada histórica de
Cultora Originaria y Popular y que si vamos temer, temámosle al extractivismo
minero y a la exfoliación de nuestra madre tierra; al irrespeto a nuestros
Pueblos Indígenas; al reformismo, al burocratismo; al nepotismo y al
despotismo; a la desorganización; a la flojera, la apatía, la envidia, el egoísmo,
la ignorancia y la ignominia.
¹ Venezuela: epicentro de la disputa histórica. Jorge
Arreaza Montserrat. Artículo de opinión publicado en Cuatro F. Junio 2019. Año
4 N° 209
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